jueves, 15 de abril de 2010

Experimentando.


Marta removía una y otra vez su taza de café. Sentía cómo su corazón se escapaba en cada sorbo. Le encantaba sentirse así, tan llena de ilusión. Cada día se sentaba a esperarlo. Cerraba los ojos y se imaginaba aferrándose a él perdida en sus ojos hipnóticos.
De pronto notó a lo lejos la presencia de alguien… Sí, era él. Allí estaba con su cuerpo perfecto, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el suelo. Se sentó al final. Marta podía verle perfectamente, poco a poco su tez se tornó de un color más rosado. Empezó a ponerse nerviosa… tan nerviosa que dejó caer la cucharilla haciendo que toda la atención se centrara en ella. Cada parte de su cuerpo cobró vida, todo le temblaba y el rojo inundaba su rostro. En un instante cruzó la mirada con el chico del fondo: su chico. Estaba sonriendo, ¿cómo se atrevía a hacerlo? Tenía la sonrisa más perfecta que el mundo haya conocido. Es como si se apoderara de ti y te diera toda la paz que necesitas, como si te transportara a otro mundo, uno cargado de pasión. Y es que Marta lo deseaba, lo deseaba como nunca antes había deseado a nadie. Lo necesitaba tanto o más que el aire para respirar…
:)

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