domingo, 11 de julio de 2010

Como la primera vez.


El viento se llevaba suavemente las hojas aún mojadas por la lluvia. Un suave olor a tierra húmeda inundaba casi todo el ambiente. Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Charlotte observaba el día gris por la ventana. Al ver su reflejo en el cristal, sonrió. Se dirigió a la habitación, allí se encontraba él: su chico de ojos miel. Parecía dormir plácidamente, ella se acercó con sigilo y susurro en su oído:


-Hagamos una locura- y sus labios se aproximaron a su mejilla para besarle.


Se puso su gorro azul y le tendió la mano. No cruzaron más palabra. Corrieron escaleras arriba hasta llegar a la azotea… Ambos miraron al cielo y sonrieron: estaba nevando. La ilusión recorrió el rostro de Charlotte mientras los copos caían sobre su pelo alborotado.


-Como nuestra primera vez…- y sin más se fundieron en un ‘segundo’ primer beso.

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