lunes, 28 de junio de 2010

Tormenta


Lo despertó el sonido del agua golpeando la mampara de la ducha. Abrió los ojos con dificultad y dejó que la mañana iluminara sus preciosos ojos castaños. Se dirigió hacia el ventanal y vio que el cielo se estaba empañando con nubes de un color grisáceo. Una tormenta se avecinaba. Suspiró y fue hacia el baño. Allí estaba ella con su cuerpo cubierto de una suave toalla, aunque no tanto como su piel…


-Cuánto has madrugado, pequeña- le dijo con una enorme sonrisa.


Ella no contestó. Se limitó a besar con suavidad sus labios carnosos. Él la cogió de la mano y se la llevó hasta el borde de la cama. Acarició suavemente su mejilla y poco a poco se fue acercando. Esbozó una sonrisa pícara y se echó encima. Era tan perfecta… Sus ojos verdes, su pelo negro, aunque lo que más le llamó la atención el día que la conoció fue su olor. Ese aroma tan peculiar que le hacía perder la cabeza. Podría pasarse horas oliendo su piel, descubriendo cada rincón de su cuerpo. Entonces dio un salto y empezó a rebuscar entre las cosas que había tiradas por la habitación.


-¡Aquí está!- dijo sacando una cámara de vídeo. Ella lo miró con cara de pocos amigos, sabía lo poco que le gustaba que la grabara…

-Vamos Luna… Sólo por esta vez, por favor- su rostro parecía el de un niño pequeño que quiere jugar. No se pudo resistir, se rindió ante esos ojos que la desquiciaban y empezó a vestirse.


El ruido del coche espantó a unas cuantas gaviotas que paseaban por la arena. Él se bajó del coche y lo primero que hizo fue encender la cámara. Grabó de un lado a otro el paisaje, que cada vez se tornaba más oscuro, y terminó con un primer plano de la cara de su amada. Ella ponía las manos sobre sus ojos, sus mejillas cada vez eran más rosadas. Se acercaron a la orilla y Luna empezó a correr por la arena. Le encantaba sentir el aire fresco en su rostro. Él la siguió filmando cada uno de sus movimientos. De pronto se oyó un estruendo, la tormenta ya estaba allí. Las primeras gotas de agua comenzaron a caer lentamente sobre el pelo recién lavado de la joven. Ella seguía bailoteando sin importarle. Pegaba ligeros tropezones en el agua para salpicar a su adorado novio mientras salía a correr riendo sin parar.


-¡Luna! Di algo a la cámara que llueve ya demasiado y se va a estropear.

-No, me da vergüenza…- dijo totalmente enrojecida.

-Vamos, no seas tímida…

-Te… te quiero- apenas se le oyó pero fue suficiente para hacer que se sintiera extasiado…


Hoy seguía la tormenta al ver aquel vídeo. Hacía dos meses que ella se había ido y lo peor de todo es que para siempre. Ya no estaba la dulce chica de ojos verdes que le hacía sonreír. Ahora sólo tenía el recuerdo y una grabación que pasaría viendo el resto de su vida.

2 comentarios:

  1. Ö
    Que bonito y que triste a la vez...
    Me encantaa en serio!
    Bueno, tte espero si?
    Un besazo!

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  2. Dios hermanita, esprecioso...
    ME ENCANTA (L)

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