Memorias de Clarise

Bajo el sonido de la misma canción de siempre, Clarise coge una taza de chocolate caliente. Con delicadeza aparta su reluciente pelo de la mejilla y moja sus labios. Aún está caliente. Se encontraba en un estado difícil de describir, tirada en el sofá, mantenía la mirada fija en la ventana llena de gotas de lluvia. Normalmente a Clarise le gustaban los días de lluvia pero esta vez, esta vez estaba divagando por otro mundo, estaba ausente, estaba perdida…
Y es que siempre se repite la misma historia. Una y otra vez. Volvió la mirada y puso su película favorita, aquella donde ella se siente la protagonista, aquella donde puede desahogarse libremente…
‘No quiero que me adores. Necesito que me quieras’. Su parte favorita. Sus palabras mejor guardadas. Siempre se le quedaron marcadas, y hoy vuelve a oírlas susurrar en su oído…





Dando vueltas en la noria sobrevive hoy nuestra historia...